sábado, 3 de abril de 2010

Memento Mori

Pasaron tres semanas desde que me mataste. Me acuerdo de ti, ya lo creo que sí, me acuerdo del alivio que te dio deshacerte de tu peor pesadilla de tu primer obstaculo hacia la autorealización. Me acuerdo de aquel vino de reconciliación envenenado que me serviste, me acuerdo de su marca. Me acuerdo de tu mesa tan bien preparada y mi última cena, esos exquisitos tallarines, me encantaron. Me acuerdo de que para postre había helado de chocolate, mi preferido, ¡Qué bien me conoces!. Me acuerdo de mis últimas palabras: "Yo prefiero la original de Espartaco". Me acuerdo de esa oscuridad que se apoderaba de mí y de esa luz que me impedía el paso hacia allí. Me acuerdo de tu meticuloso cuidado a la hora de esconder mi cuerpo. Me acuerdo de aquel policía que pasó justo delante de mí un número de doce veces y que no se dio cuenta de que sólo nos separaba 15 centímetros de madera de nogal. Me acuerdo de que se llamaba Erik y que tenía 3 hijos, uno de ellos iba al mismo colegio en el que yo estudié y que estaba a punto de tener la comunión...

Me acuerdo de una enorme infinidad de cosas más pero pasan y pasan los días, llevo tres semanas y todavía sigo comiéndome la cabeza (o lo que queda de ella), y por eso sigo aquí, en este martirio, viendo como soy pasto de los gusanos, porque no me acuerdo de cómo demonios se llamaba aquel maldito actor de Espartaco. ¿Era Sean Connery? No...

¡JODER!

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