No cantes victoria,
solo por verme caminar encapuchado.
Eso de: "un día es el estado del ánimo del tiempo"
es fácil de decir cuando el cielo está tan gris
como mis pasos pesados y mi lento dormir.
Pero yo no lluevo, no soy el tiempo,
ni el tuyo, por más que alguno de los dos quisiéramos.
Yo no lluevo, no soy el tiempo
y si lo hago, me inundo por dentro, lejos de tus ojos.
Y si lo hago, hasta me resulta placentero.
Quién sabe.
Pero esa no es la diferencia, no.
El tiempo pasa, y es constante. Yo en cambio no.
Un día, realmente, es mi estado de ánimo.
Un día, realmente, siempre es relativo,
y más si me acuesto a las siete de la mañana.
Un día puede durar semanas, hay veces que hasta meses.
Quisiera que este durara toda la vida, pero sé que no será así:
mañana todo será diferente.
Así que no:
No cantes, Victoria.
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