domingo, 25 de septiembre de 2011

Cara y cruz


25/09/2011 11:56 desde un Café&Té


Hace dos días que empecé esta aventura de mudarme a Salamanca. Después del turismo y de la fiesta rápida con mi familia (quien me acompañó a mudarme), es ahora cuando estoy -casi- completamente solo en esta bella y ocre ciudad. Mis primeras impresiones fueron las mismas de cuando visité la "ciudad de la rana" por primera vez, pero no quiero quedar como un turista romántico más y por eso contaré la primera impresión de la primera cosa importante, EL PISO.


Sobre el piso, decir que es nuevo y que está algo lejos (30 MINUTOS DE MI FACULTAD). Cuando digo nuevo, digo que es nuevo en todos los aspectos, (NO HAY TELE, NO HAY INTERNET) con lavavajillas incluido (¿PARA QUÉ LAVAVAJILLAS SI SOMOS 3 PERSONAS?). Pero debido a unas circunstancias ahora estamos viviendo allí sin contrato y sin pagar. ¿Somos ocupas entonces? NO... por ahora.

Tengo dos compañeras de piso: una vallisoletana y una eslovaca: La primera viene porque no tenía otra otra opción; la segunda venía de un world tour por Europa; La primera tiene un novio, la segunda tendrá muchos novios; la primera tiene montón de comida la cual cocina comparte, la segunda tiene sus dos cosas escondidas; la primera es una chica tranquila, la segunda es una gambitera (no para por casa); la primera es una cotilla, la segunda una relajada... Podría pasarme horas haciendo comparaciones, pero de estas la única que me incumbe y me preocupa es la siguiente: la primera quiere quedarse en el piso hasta que termine el curso, la segunda quiere irse YA.

Y es que si no somos tres no podemos firmar el contrato, y si no firmamos el contrato no podemos vivir allí, es decir, tendríamos que buscarnos a otro compañero/a en seguida o, en su defecto, pirarnos, lo cual, a vísperas del inicio del curso, sería un pequeño GRAN inconveniente.

Y es que si no somos tres no podemos firmar el contrato, pero es que tampoco sabemos si somos o no somos tres. La segunda chica es como un espectro que habla con un lenguaje ambiguo y misterioso cual esfinge con acento eslovaco, y es por eso por lo que no sabemos si eventualmente se queda o no.


Se quede o no, en medio sigo yo. Así que esta ambigüedad partícular, esta cara-cruz,  de seguir así, enriquece terriblemente tanto el ambiente del piso como a mi persona. Sin duda aprenderé mucho de cada una de mis compañeras... aunque una hable como si fuese natural de rivendel.

Por lo demás mi habitación está bien (LA MÁS PEQUEÑA), los de la agencia se portan muy bien (PERDIERON MIS LLAVES Y TUVE QUE IR YO A SACAR COPIAS EN UN SÁBADO POR LA TARDE) aunque aun les quedan un par de cosas por traerme (ARMARIO Y ESCRITORIO). Todo bien, todo en orden.

Y es por eso que, si finalmente se va la eslovaca, aunque tenga que buscarme a otro compañero/a de piso, lo primero que haré será sacar los batallones e invadir su despoblado dormitorio. Una invasión sin resistencia, una ataque a una porción de la Antártida muerta y desértica, un Barcelona-Orlando Pirates en nivel principiante en el Fifa 11. La cuestión es invadir.

La cuestión es invadir.

                           


PD: No sufráis por mí, en realidad estoy muy bien, ahora mismo exagero a la baja para que sea algo más divertido... espero.


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