Primera parte:
·3 Dominique du Tardal.
Oh, ¡qué majestuosa era! ¡con qué fuerza brillaba en la oscura noche! Alucinante.
El bosque acaba y justo al final antes de empezar la montaña maciza me espera alguien con una antorcha. Veo, como era previsto, a uno de mis hombres, era un soldado.
-Oh, saludos monsieur Du Tardal, para algunos usted sigue siendo nuestro legítimo rey... usted se ha atrasado.
-Tuve un ligero problema de orientación, ¿alguna novedad?
-Sí, el rumor de su posible advenimiento ha llegado a Bordas. Bordas ha ordenado construir esa atalaya -Me la señala con el dedo, una torre situada a apenas 35 metros.- para asegurarse que nadie entre por tierra sin que él lo sepa.
-Hay que acabar con eso, bien ¿De qué esta hecha?, ¿Cuánto mide? y ¿Cuántos guardias hay en ella?.
-Es una atalaya de madera de doce metros de altura. Está custodiada por siete hombres: dos arriba y cinco en el puesto de abajo.
-Muchas personas, demasiadas, ¿alguno es de los nuestros?
-Me temo que no, monsieur.
-En ese caso habrá que derribarla. Quiero que mantengas distraídos a los de abajo mientras yo me ocupo de la torre en sí. Acérquese y charle con ellos, yo desde una posición prudente le lanzaré las bombas, -Saco un par de bombas redondas de un bolsillo de mi capa.- esto es más que suficiente. Me tendrás que dejar algo de fuego para detonarlas -De mi equipaje saco una especie de candelabro, me lo enciende, pero este candelabro es opaco y apenas emite luz alguna.- cuando oiga mi señal, corre.
-Entendido.- Se marcha hacia la torre.
Me acerco escondido a través de unos matorrales hasta una distancia idonea, el fuego estaba escondido en un candelabro opaco y mi hombre ya se encontraba conversando con los otros guardias. Dejo el candelabro opaco en el suelo, preparo las bombas al lado, espero un rato. Cuando considero que ya ha pasado el tiempo justo abro el candelabro enciendo las dos bombas a la vez y a medida que las lanzo grito "¡CORRE!".
La explosión fue colosal, la torre entera explotó en mil pedazos provocando también un pequeño incendio, creo que ahí adentro había unos cuantos toneles de pólvora. Esta explosión fue demasiado, quería ser discreto. He de aprovecharme de esta situación de confusión. Me abro paso hasta el distrito humilde, me esperan, oigo campanadas. Dios, llego tarde.
Llego a la plaza del pozo, que se encuentra justo unos cien pasos más abajo de la torre de la montaña, hay dos hombres vestidos de campesinos junto a una especie de carretilla de cuatro ruedas, un carro de carga, con unas pieles.
-Monsieur... ¡maldita sea! ¿qué carajo ha sido eso? -Señala el fuego de la montaña.- ¡Llega usted tarde!
-Lo sé, ¿Está todo preparado?
-Si, pero se acercan los hombres de Bordas, no podemos perder más tiempo, ¡Vamos! Métase.
Me meto con mi equipaje en esa carretilla que olía a carne muerta, estaba tapado por pieles y sentía un calor insoportable. Por lo menos es discreto. Nos movemos en cuesta abajo pero con lentitud pues sino llamaría mucho la atención y más a estas horas. En Tardalona está prohibido usar caballo a no ser que pertenezcas a las élites de la ciudad o seas un alto cargo militar (Una de esas bizarras medidas de Bordas). Suenan las campanadas, esto no es suficiente, tiene que haber otra forma. La pendiente se pone más pronunciada y mis hombres aumentan sus esfuerzos para
poder sujetarme, esto tiene que cambiar. Se escuchan soldados correr cerca de mí en dirección al incendio.
-Psss, eh soltadme. La calle ahora es todo recta hasta la catedral, no puedo tardar mucho más.
-Pero monsieur, se va a hacer daño, y hay muchos soldados.
-No, no me va a pasar nada, os lo prometo. Vamos, empujadme, ¡es una orden!
Asomo la cabeza fuera y veo decenas de soldados subiendo por la calle en dirección al incendio. Tenía tanta pendiente que había un tramo que no se podía ver, sólo veía una parte de ella y luego la imponente catedral. Casas humildes en los costados. Esto es una mala idea. Demasiada gente, demasiada pendiente. Cuando me giro para cambiar de opinión, veo como me alejo de ellos a velocidad creciente, caía en las garras de Tardalona.
La velocidad es abrumadora, el carro de madera tiembla, salta, chirría, se trata de una auténtica máquina infernal. En el camino tropiezo con unos cuantos soldados sorprendidos por el incendio y por esto. Todos los que se cruzan en mi camino, perecen aplastados. A alguno le da tiempo a sacar su fusil y disparar al carro, pero no ocurre nada. El carro corre y corre, me acerco a la catedral. En la puerta de la catedral me espera un pequeño batallón de soldados en formación con sus rifles apuntándome, ilusos. Me sueltan una ráfaga, no ocurre nada. A la segunda ráfaga salto del carro con mi equipaje, doy un par de vueltas carneras en el suelo y me levanto. La potente inercia del carro producto de cientos de pasos en una pendiente muy pronunciada acaba con casi todos los guardias que apenas tuvieron tiempo de reaccion (Carro pesado de madera más velocidad descomunal es igual a muerte subita). Me voy corriendo en ese pequeño momento de desconcierto. Me encuentro cerca del Gat Negre, es casi la hora.
Entro, por fortuna aún no ha llegado, evadiéndome de cualquier tentativa y distracción, voy al grano a por el viejo tabernero.
-Hey,¿quieres cincuenta monedas de oro?.
-¿Cuantas cortesanas quieres?.
Abro mi equipaje y cojo un saco de monedas, Lo dejo encima de la barra. Justo en ese momento entra el chaval al que estaba esperando.
-No es eso, es algo muy sencillo. ¿Ves a este chico que está discutiendo con ese abuelo? Quiero que seas agradable y le hables de Marco Rosso, vive en la posada de enfrente. ¿Entendido?.
-Oído cocina. Ten, un poco de ron, invita la casa.-Coge el saco y me sirve un buen vaso cargado.
Me siento en un lugar discreto, allí me quedo observando. El chaval es justo como yo le recordaba. Parece ser valeroso, un hombre de honor, que haría cualquier cosa por salvar a su hermana, me será muy útil. Le compadezco. Al cabo de un rato se marcha (Mi plan está cuajando) y justo antes de que se fuara entra un viejo, un auténtico hombre, un pirata. El pirata no parece ser de aquí, me suena mucho su cara, creo que es una vieja gloria, un auténtico corsario, un viejo lobo de mar. Casi nada más entrar, inicia una pelea con el mesero, le está dando, y bien. Creo él le invitaré a que se una, podría colaborar. Vaya, he de irme, me distraje demasiado.
Entro en la posada, le pido una habitación al encargado. Me otorga la única que le quedaba.
-Está un poco sucia y tal, pero es la que hay.
-Bueno, es igual, es sólo para esta noche.
-Lo que usted diga señor, son dos monedas de oro.
-Aquí tiene.-Me marcho rapidamente.
-Oye, la puerta…
-Si si si, la cerraré bien si -Subo las escaleras apurado.
-La puerta no funciona muy bien -Murmura para sí el encargado.
Entro, dejo mi equipaje en la cama, cuelgo el saco del dinero, me siento en la cama (sí que parece sucia) y acto seguido escucho como alguien sale de la habitación de enfrente. Veo que es mi "invitado" quien sale de ahí. Le sigo hasta que arriba a su aposento.
-¿Ferran Corominas?
-Disculpe, ¿Le conozco? -Se gira, me mira de arriba a abajo.- ¿Quién eres tú?
-Soy un "amigo", sé donde esta su hermana. Ven conmigo, te lo explicaré.
FIN DE LA PRIMERA PARTE.
sábado, 14 de agosto de 2010
martes, 10 de agosto de 2010
Historias de Tardalona 1: Vida y muerte de Marco Rosso.
-Marco Rosso, ese es nuestro hombre. El reino de Florencia lo tiene entre los más buscados y ofrecen una gran recompensa, está aquí en una posada en el distrito comercial, lo quiero muerto esta noche.
· · ·
Era de noche. Estaba desahuciado, me habían robado y no sabía que hacer. Estaba sin dinero, amigos, familia, estaba sólo, sin nada. Y de repente me llaman a la puerta. Era ella.
Tendrías que haberla visto. Oh, ¡mamma mia!, era la mujer perfecta, una auténtica diosa y estaba ya dentro de mi habitación. Le dije que no esperaba a nadie, me contesta que me cayase, que esa noche ella era mía.
Una venus, exacto, una diosa. La acaricio, no había tocado una piel tan suave ni un cabello tan sedoso en mi vida. Le pregunté como se llama, me da un beso -con esto me mató jajaja.-, me dijo que no hable, me dijo que disfrute, me dijo que me amaba. No sé porque le creí, ¿Por qué no?.
Pasé la mejor noche de mi vida, por supuesto que no era la primera vez que follaba, pero sí era la primera vez que había hecho el amor, eso, auténtico amor. Nunca jamás nadie me había dado un beso tan apasionadamente, ningún amante me había tratado con tanto afecto, con tanto amor. Me sorprendí, me alegré y lo disfruté. Soñé con ella esa noche.
Al día siguiente, es decir, hoy, me despierto y no hay ni rastro de ella. Me eché a llorar, nunca había llorado tanto y menos había llorado tanto por una persona, pero lloré y lloré durante horas hasta quedarme deshidratado. Llegué a pensar que esa chica viene de mi imaginación, que todo era un sueño, un producto de mi subconsciente pero había personas que atestiguaban haberla visto conmigo. No sabía qué hacer y para colmo me había quedado sin dinero. Me pasé todo el día buscándola pero no había ni rastro de ella, y eso que esta ciudad no es muy grande. Nada. Volví resignado a la posada y tuve que volver mentirle al pobre de Sergi de que no entendía nada para que me deje una noche más. Después de eso no sé que hacer...
-¿Es esta chica? -Me corta el joven, impaciente, y me extiende un retrato en un pergamino.-
-Oh, por el amor de dios, sí, es ella... ¿No es la chica más bella que has visto en tu vida?
-Escucha Marco, esta chica es mi hermana.
-Oh, vaya jeje... disculpa ragazzo ¿Qué hace aquí?
-La han secuestrado -Traga saliva.- y la han traído aquí a Tardalona... Pero no tengo ni idea de donde está...
-Como ves, yo tampoco.
-De acuerdo, pues seguir aquí es una auténtica pérdida de tiempo, me voy a dormir.
El joven se va y cierra la puerta. Me encuentro otra vez solo. Cada minuto que pasa sigo pensando en ella, todo el tiempo, no puedo evitarlo. Su imágen esta ahí siempre latente en mi mente. Y ahora para colmo sé que está secuestrada, pero ¿Cómo y por qué vino a mí? Joder, ni idea qué quería o de quién huía o por qué me buscaba. Me voy a tomar el aire.
Cuando salgo me doy cuenta de que la habitación de enfrente se encuentra parcialmente abierta, entro y justo en la entrada encuentro un saco colgado cargado de dinero. Pan comido, lo cojo sin más y todo sigue igual. Vaya, joder, aquí por lo menos habrá setenta monedas de oro, una auténtica fortuna. Saldo mis cuentas con Sergi quien me mira medio enfadado medio sorprendido por mi honradez. Y me marcho a tomar una copa al Gat Negre, la taberna de enfrente.
Justo la puerta de enfrente de la posada es la del Gat Negre. Esta noche sucedía lo típico: Un par de jóvenes vomitando, un viejo borracho tumbado en la entrada y pisoteado y unos seis guardias llevándose a un robusto señor con pinta de ser un exbucanero.
Entro y aunque sea aún bastante tarde, sigue habiendo el ambiente de siempre: La misma música, la misma multitud de gente y el mismo Billy Joe. Admiro a Billy, ese viejo está siempre ahí desde hace bastante tiempo creo y siempre con la mismo actitud y el mismo ánimo, las horas no parecían pasar para el viejo Billy. Lástima que yo nunca le había caído bien. El viejo tiene fuertes prejuicios contra los italianos, decía que lo venimos sólo para desparramar el ambiente y pillar una buena cogorza... Bueno, eso es verdad pero ¿Quién no lo hace en este maldito sitio?. Más tarde me enteré que su madre fue violada por un italiano... comprensible. Hoy Billy tenía un ojo morado, le pregunto que le pasa, me dice que me ocupe de mis asuntos, típico de Billy.
Lo que en principio fue una copa acabaron siendo una docena, ahora tras beber mi última copa el mundo gira a mi alrededor. Tras vomitar unas tres veces me encuentro con un trío de preciosas doncellas. Me dicen que trabajan aquí, en la taberna, estoy borracho pero las entiendo bien así que tras pagar tal tributo de placer al viejo Billy me las llevo a mi habitación.
Bueno, ellas ahora msimo me estan llevando a mí, no soy capaz de andar quince metros para cruzar la calle, ya me tropecé con ese viejo borracho dormido y soy incapaz de llegar. Gracias a las chicas, consigo entrar a la posada, escucho como Sergi murmura, "Menudo italiano hijo de puta con suerte". Entro en la habitación y las llevo a la cama.
Dios, son hermosas, pero no tanto como Ella. ¿Qué coño hago pensando en Ella? Joder, Marco Marco Marco, te has bebido doce copas y estás con tres mujeres alucinantes y ¿Sigues pensando en ella? Estoy muy mal... Recién tras treinta minutos empiezo a disfrutar de las tres. Las tres conmigo. De repente escucho un ruido ajeno a ésto, parecen cortes de cuchillo y disparos, tengo mi cuerpo mojado, está empapado de sangre. Cuando quiero enterarme de la situación noto como la fría cuchilla me atraviesa del pecho el vientre, corte limpio. Intento hablar, no puedo, me estoy yendo, miro al asesino y sólo veo una capa roja con inscripciones celtas alejándose. Miro al techo, escupo sangre, cierro los ojos y la tenía a Ella ahí en mi mente, me estaba mirando.
Mi diosa, mi amor.
· · ·
Era de noche. Estaba desahuciado, me habían robado y no sabía que hacer. Estaba sin dinero, amigos, familia, estaba sólo, sin nada. Y de repente me llaman a la puerta. Era ella.
Tendrías que haberla visto. Oh, ¡mamma mia!, era la mujer perfecta, una auténtica diosa y estaba ya dentro de mi habitación. Le dije que no esperaba a nadie, me contesta que me cayase, que esa noche ella era mía.
Una venus, exacto, una diosa. La acaricio, no había tocado una piel tan suave ni un cabello tan sedoso en mi vida. Le pregunté como se llama, me da un beso -con esto me mató jajaja.-, me dijo que no hable, me dijo que disfrute, me dijo que me amaba. No sé porque le creí, ¿Por qué no?.
Pasé la mejor noche de mi vida, por supuesto que no era la primera vez que follaba, pero sí era la primera vez que había hecho el amor, eso, auténtico amor. Nunca jamás nadie me había dado un beso tan apasionadamente, ningún amante me había tratado con tanto afecto, con tanto amor. Me sorprendí, me alegré y lo disfruté. Soñé con ella esa noche.
Al día siguiente, es decir, hoy, me despierto y no hay ni rastro de ella. Me eché a llorar, nunca había llorado tanto y menos había llorado tanto por una persona, pero lloré y lloré durante horas hasta quedarme deshidratado. Llegué a pensar que esa chica viene de mi imaginación, que todo era un sueño, un producto de mi subconsciente pero había personas que atestiguaban haberla visto conmigo. No sabía qué hacer y para colmo me había quedado sin dinero. Me pasé todo el día buscándola pero no había ni rastro de ella, y eso que esta ciudad no es muy grande. Nada. Volví resignado a la posada y tuve que volver mentirle al pobre de Sergi de que no entendía nada para que me deje una noche más. Después de eso no sé que hacer...
-¿Es esta chica? -Me corta el joven, impaciente, y me extiende un retrato en un pergamino.-
-Oh, por el amor de dios, sí, es ella... ¿No es la chica más bella que has visto en tu vida?
-Escucha Marco, esta chica es mi hermana.
-Oh, vaya jeje... disculpa ragazzo ¿Qué hace aquí?
-La han secuestrado -Traga saliva.- y la han traído aquí a Tardalona... Pero no tengo ni idea de donde está...
-Como ves, yo tampoco.
-De acuerdo, pues seguir aquí es una auténtica pérdida de tiempo, me voy a dormir.
El joven se va y cierra la puerta. Me encuentro otra vez solo. Cada minuto que pasa sigo pensando en ella, todo el tiempo, no puedo evitarlo. Su imágen esta ahí siempre latente en mi mente. Y ahora para colmo sé que está secuestrada, pero ¿Cómo y por qué vino a mí? Joder, ni idea qué quería o de quién huía o por qué me buscaba. Me voy a tomar el aire.
Cuando salgo me doy cuenta de que la habitación de enfrente se encuentra parcialmente abierta, entro y justo en la entrada encuentro un saco colgado cargado de dinero. Pan comido, lo cojo sin más y todo sigue igual. Vaya, joder, aquí por lo menos habrá setenta monedas de oro, una auténtica fortuna. Saldo mis cuentas con Sergi quien me mira medio enfadado medio sorprendido por mi honradez. Y me marcho a tomar una copa al Gat Negre, la taberna de enfrente.
Justo la puerta de enfrente de la posada es la del Gat Negre. Esta noche sucedía lo típico: Un par de jóvenes vomitando, un viejo borracho tumbado en la entrada y pisoteado y unos seis guardias llevándose a un robusto señor con pinta de ser un exbucanero.
Entro y aunque sea aún bastante tarde, sigue habiendo el ambiente de siempre: La misma música, la misma multitud de gente y el mismo Billy Joe. Admiro a Billy, ese viejo está siempre ahí desde hace bastante tiempo creo y siempre con la mismo actitud y el mismo ánimo, las horas no parecían pasar para el viejo Billy. Lástima que yo nunca le había caído bien. El viejo tiene fuertes prejuicios contra los italianos, decía que lo venimos sólo para desparramar el ambiente y pillar una buena cogorza... Bueno, eso es verdad pero ¿Quién no lo hace en este maldito sitio?. Más tarde me enteré que su madre fue violada por un italiano... comprensible. Hoy Billy tenía un ojo morado, le pregunto que le pasa, me dice que me ocupe de mis asuntos, típico de Billy.
Lo que en principio fue una copa acabaron siendo una docena, ahora tras beber mi última copa el mundo gira a mi alrededor. Tras vomitar unas tres veces me encuentro con un trío de preciosas doncellas. Me dicen que trabajan aquí, en la taberna, estoy borracho pero las entiendo bien así que tras pagar tal tributo de placer al viejo Billy me las llevo a mi habitación.
Bueno, ellas ahora msimo me estan llevando a mí, no soy capaz de andar quince metros para cruzar la calle, ya me tropecé con ese viejo borracho dormido y soy incapaz de llegar. Gracias a las chicas, consigo entrar a la posada, escucho como Sergi murmura, "Menudo italiano hijo de puta con suerte". Entro en la habitación y las llevo a la cama.
Dios, son hermosas, pero no tanto como Ella. ¿Qué coño hago pensando en Ella? Joder, Marco Marco Marco, te has bebido doce copas y estás con tres mujeres alucinantes y ¿Sigues pensando en ella? Estoy muy mal... Recién tras treinta minutos empiezo a disfrutar de las tres. Las tres conmigo. De repente escucho un ruido ajeno a ésto, parecen cortes de cuchillo y disparos, tengo mi cuerpo mojado, está empapado de sangre. Cuando quiero enterarme de la situación noto como la fría cuchilla me atraviesa del pecho el vientre, corte limpio. Intento hablar, no puedo, me estoy yendo, miro al asesino y sólo veo una capa roja con inscripciones celtas alejándose. Miro al techo, escupo sangre, cierro los ojos y la tenía a Ella ahí en mi mente, me estaba mirando.
Mi diosa, mi amor.
viernes, 6 de agosto de 2010
Tardalona 5
Primera parte:
·2 David James.
La barcaza se para -aleluya.- y colocan una tabla estrecha de madera para que bajen los pasajeros, bueno, el pasajero (yo por supuesto). Maldita sea, menudo olor a mierda, me pregunto si será así todo los días.
Camino por el muelle se oye una explosión, se trata de una explosión en la montaña encima del distrito pobre, vaya que raro, en medio de la jodida montaña. De pronto escucho una voz de un hombre.
-Eh, tú.- Me giro.
-Que pasa.- Le digo en tono amenazador.
-Necesito tu nombre completo, tu procedencia, y siete monedas de oro para el permiso de estancia.
-Me llamo V-E-T-E A T-O-M-A-R P-O-R C-U-L-O y vengo de T-U P-U-T-A M-A-D-R-E. Ah, y en cuanto al dinero es una jodida estafa para los domingueros ¿A qué sí?.
-Vaya vaya tenemos a otro puto abuelo de mierda que viene aquí a morir ehh, no eres el único vejestorio... -Empieza a descolgarse su fusil.-
Lo siguiente fue muy rápido. Justo cuando me empieza a apuntar y prepara el gatillo, yo con el brazo izquierdo le aparto el fusil y en consecuencia dispara hacia un lado (justo a diez centímetros de mi cara) mientras con mi brazo derecho desenvaino mi cimitarra y, siguiendo el movimiento de desenvaine, le asesto un letal corte de izquierda a derecha en el cuello, dejando un limpio corte en la yugular. Cae al suelo. Todo en dos movimientos. Me marcho casi corriendo. De repente escucho un murmullo del muerto.
-Es verdad, The digger sigue vivo, menudo hijo de pe...
Me dirijo hacia la posada de un viejo amigo mío, en el distrito comercial. Era la posada de Sergi Canals. Conocí a Sergi Canals después de haber escapado del asedio de El Picadero. Sergi me vio mientras me escapaba en bote de remo y me subió a su barco. Durante el trayecto le caí bien y me ofreció hospedarme en su casa, viví allí un mes y me fui de ahí dejando un buen amigo. Mantuvimos el contacto y me comunicó que se fue a Tardalona a probar suerte. Hace poco me enteré de que el muy cabrón se había hecho su propia posada y era bastante exitosa. Es ahora cuando le hago una visita.
Abro la puerta, oh parece un buen lugar, sin duda una buena posada. En la recepción había dos personas discutiendo a gritos. Un señor de unos cuarenta años, calvo, rechoncho y con los ojos grandes y saltones, sin duda era Sergi. Sergi se encontraba discutiendo con un hombre italiano que casi no sabía hablar español y lo mezclaba con el italiano.
-¡Eres un puto italiano putero de mierda!¡Con esta me debes tres noches! ¿Te enteras? ¡Uno, due, tres putas noches!
-¡Io no recordo nada, Io no recordo nada!. Io mai he estado aquí. ¡Io sonno confuso!
-A ver, yo no soy gilipollas, o pagas o llamo a los guardias y te hacen "espagueti" ¿entendido?.
Cansado de la discusión entro en escena.
-¡Sergi! viejo amigo...
-Oh, dichosos sean mis ojos, ¡pero si es el gran David James! Oh, mierda, maldita sea, disculpa por esta discusión, este maldito italiano no sabe casi castellano y para colmo ahora dice que no se acuerda de nada de lo que pasó estos tres días...Eh tú puedes irte Bueno -El italiano que estaba tenso y confuso se va por las escaleras de la posada.- ¿Qué te trae por aquí?.
-Pues verás, ¿Te acuerdas del tesoro que te dije que había enterrado?
-Oh, por supuesto, más de uno ha venido aquí en busca de tu tesoro mas nadie lo ha encontrado, es de locos, parece que está bien escondido.
-Pues la verdad es que no cavé tanto para enterrarlo, no lo sé. He venido a desenterrarlo y necesito hospedaje.
-¿Desenterrarlo? Oh, me encantan tus locuras... Puedes quedarte con la habitación de la tercera planta a la derecha, es la mejor, te la presto todo lo que quieras.
-Gracias Sergi, eres un gran amigo.
-El único problema es la taberna de enfrente nueva, un tal Billy Joe la reformó y ahora es muy popular y suele haber bastante ruido, pero después de dormir días bajo el ruido de los cañones no creo que le moleste jejejejeje, y por cierto...
-¿Billy Joe? -Le corto.-
-Sí, así dice que se llama ¿le conoces?.
-Sí, puede ser... es otro viejo "amigo". Me voy a dejar mis cosas.
-Claro, aquí tienes la llave -me la extiende.-. Estaré por aquí cuando me necesites, nos vemos.
Subo a la habitación, dejo mis cosas y me tumbo en mi cama. Joder, hace años que no me acuesto en algo tan cómodo. Me acuerdo de Billy Joe, me acuerdo de su sonrisa desde el "My girl's pussy" cuando me abandonaron. Billy Joe era mi segundo al mando y fue el hijo de puta que movilizó a los demás para que me abandonasen. Tiene que ser él, no puede haber en estas tierras muchas personas llamadas así. Es hora de vernos las caras una vez más. Tras un cuarto de hora en la cama me levanto.
Cruzo la calle, y enfrente se encontraba este lugar. Había una persona afuera respirando aire "fresco" (supuestamente fresco porque en el fondo estaba impregnado de un fuerte hedor a orina humana), una pareja liándose y un viejo vomitando. Me acerco a la puerta y cuando estoy a punto de entrar el viejo me mira y se pone justo en medio tapando la entrada, tenía un ojo vago.
-¡Hay va, pero si es Digger James!
No lo hago caso, le doy un empujón y cae de bruces al suelo, se quedá así durmiendo. Entro.
Menudo lugar, estaba lleno de gente, habían hermosas doncellas y sonaba el final de una antigua canción bucanera que siempre cantábamos en el barco "Ron, siempre estaré contigo", esa canción me produjo cierta nostalgia. Miro la barra y ahí estaba, mirándome fijamente, Billy Joe. Me acerco, estaba hablando con un chaval. Le empiezo a hablar en inglés para una mayor privacidad, había mucha gente.
-Tú, traidor de mierda.
-Yo también me alegro de verte.
-Métete tu sucia ironía en tu agujereado culo, me abandonaste. Abandonaste a tu capitán, eso es imperdonable.
-Oh, entiéndelo Dave, tu estabas empeñado en defender este sitio, yo estaba empeñado en defender mi vida, o hacía algo o moríamos todos.
-Había mucho oro Billy, mucho oro. No podíamos dárselos envuelto en un lacito a los dichosos catalanes.
-Si si, conozco tu historia Dave, sé que lo enterraste, todos lo sabemos. Todo el mundo lo ha buscado y nadie lo ha encontrado. ¿No te resulta extraño que nadie lo haya encontrado si tú apenas tuviste tiempo para esconderlo?
-Eso no importa...
-Oh ya lo creo que importa, ¿sabes por qué nadie lo ha encontrado? ¿sabes que se construyó un colosal palacio amurallado sobre tu maldito tesoro? Tu tesoro se encuentra bajo miles de toneladas de bloques de piedra, y tú sólo eres un puto escocés de mierda sólo, ten sólo que fue abandonado por su propia tripulación por ser un cuentista. Vivías del cuento de defender el picadero y ahora vives del cuento de encontrar tu tesoro... das pena, puedes irte de este lugar, no tienes nada que hacer.
Si hay algo que me molesta más que ver como un gilipollas se ríe de mí en mi cara, es ver como un gilipollas galés se ríe de mí en mi cara. Yo soy una persona de actuar, siempre lo fui. Fui su capitán durante todo un lustro ¿y me trata sin ningún respeto? ¿Tengo que imponerle otra vez respeto?. Me abalanzo sobre él.
La pelea dura unos quince minutos, le di una auténtica paliza. Poco después seis guardias me arrestan y me mandan al calabozo, duermo ahí mi primera noche en Tardalona.
·2 David James.
La barcaza se para -aleluya.- y colocan una tabla estrecha de madera para que bajen los pasajeros, bueno, el pasajero (yo por supuesto). Maldita sea, menudo olor a mierda, me pregunto si será así todo los días.
Camino por el muelle se oye una explosión, se trata de una explosión en la montaña encima del distrito pobre, vaya que raro, en medio de la jodida montaña. De pronto escucho una voz de un hombre.
-Eh, tú.- Me giro.
-Que pasa.- Le digo en tono amenazador.
-Necesito tu nombre completo, tu procedencia, y siete monedas de oro para el permiso de estancia.
-Me llamo V-E-T-E A T-O-M-A-R P-O-R C-U-L-O y vengo de T-U P-U-T-A M-A-D-R-E. Ah, y en cuanto al dinero es una jodida estafa para los domingueros ¿A qué sí?.
-Vaya vaya tenemos a otro puto abuelo de mierda que viene aquí a morir ehh, no eres el único vejestorio... -Empieza a descolgarse su fusil.-
Lo siguiente fue muy rápido. Justo cuando me empieza a apuntar y prepara el gatillo, yo con el brazo izquierdo le aparto el fusil y en consecuencia dispara hacia un lado (justo a diez centímetros de mi cara) mientras con mi brazo derecho desenvaino mi cimitarra y, siguiendo el movimiento de desenvaine, le asesto un letal corte de izquierda a derecha en el cuello, dejando un limpio corte en la yugular. Cae al suelo. Todo en dos movimientos. Me marcho casi corriendo. De repente escucho un murmullo del muerto.
-Es verdad, The digger sigue vivo, menudo hijo de pe...
Me dirijo hacia la posada de un viejo amigo mío, en el distrito comercial. Era la posada de Sergi Canals. Conocí a Sergi Canals después de haber escapado del asedio de El Picadero. Sergi me vio mientras me escapaba en bote de remo y me subió a su barco. Durante el trayecto le caí bien y me ofreció hospedarme en su casa, viví allí un mes y me fui de ahí dejando un buen amigo. Mantuvimos el contacto y me comunicó que se fue a Tardalona a probar suerte. Hace poco me enteré de que el muy cabrón se había hecho su propia posada y era bastante exitosa. Es ahora cuando le hago una visita.
Abro la puerta, oh parece un buen lugar, sin duda una buena posada. En la recepción había dos personas discutiendo a gritos. Un señor de unos cuarenta años, calvo, rechoncho y con los ojos grandes y saltones, sin duda era Sergi. Sergi se encontraba discutiendo con un hombre italiano que casi no sabía hablar español y lo mezclaba con el italiano.
-¡Eres un puto italiano putero de mierda!¡Con esta me debes tres noches! ¿Te enteras? ¡Uno, due, tres putas noches!
-¡Io no recordo nada, Io no recordo nada!. Io mai he estado aquí. ¡Io sonno confuso!
-A ver, yo no soy gilipollas, o pagas o llamo a los guardias y te hacen "espagueti" ¿entendido?.
Cansado de la discusión entro en escena.
-¡Sergi! viejo amigo...
-Oh, dichosos sean mis ojos, ¡pero si es el gran David James! Oh, mierda, maldita sea, disculpa por esta discusión, este maldito italiano no sabe casi castellano y para colmo ahora dice que no se acuerda de nada de lo que pasó estos tres días...Eh tú puedes irte Bueno -El italiano que estaba tenso y confuso se va por las escaleras de la posada.- ¿Qué te trae por aquí?.
-Pues verás, ¿Te acuerdas del tesoro que te dije que había enterrado?
-Oh, por supuesto, más de uno ha venido aquí en busca de tu tesoro mas nadie lo ha encontrado, es de locos, parece que está bien escondido.
-Pues la verdad es que no cavé tanto para enterrarlo, no lo sé. He venido a desenterrarlo y necesito hospedaje.
-¿Desenterrarlo? Oh, me encantan tus locuras... Puedes quedarte con la habitación de la tercera planta a la derecha, es la mejor, te la presto todo lo que quieras.
-Gracias Sergi, eres un gran amigo.
-El único problema es la taberna de enfrente nueva, un tal Billy Joe la reformó y ahora es muy popular y suele haber bastante ruido, pero después de dormir días bajo el ruido de los cañones no creo que le moleste jejejejeje, y por cierto...
-¿Billy Joe? -Le corto.-
-Sí, así dice que se llama ¿le conoces?.
-Sí, puede ser... es otro viejo "amigo". Me voy a dejar mis cosas.
-Claro, aquí tienes la llave -me la extiende.-. Estaré por aquí cuando me necesites, nos vemos.
Subo a la habitación, dejo mis cosas y me tumbo en mi cama. Joder, hace años que no me acuesto en algo tan cómodo. Me acuerdo de Billy Joe, me acuerdo de su sonrisa desde el "My girl's pussy" cuando me abandonaron. Billy Joe era mi segundo al mando y fue el hijo de puta que movilizó a los demás para que me abandonasen. Tiene que ser él, no puede haber en estas tierras muchas personas llamadas así. Es hora de vernos las caras una vez más. Tras un cuarto de hora en la cama me levanto.
Cruzo la calle, y enfrente se encontraba este lugar. Había una persona afuera respirando aire "fresco" (supuestamente fresco porque en el fondo estaba impregnado de un fuerte hedor a orina humana), una pareja liándose y un viejo vomitando. Me acerco a la puerta y cuando estoy a punto de entrar el viejo me mira y se pone justo en medio tapando la entrada, tenía un ojo vago.
-¡Hay va, pero si es Digger James!
No lo hago caso, le doy un empujón y cae de bruces al suelo, se quedá así durmiendo. Entro.
Menudo lugar, estaba lleno de gente, habían hermosas doncellas y sonaba el final de una antigua canción bucanera que siempre cantábamos en el barco "Ron, siempre estaré contigo", esa canción me produjo cierta nostalgia. Miro la barra y ahí estaba, mirándome fijamente, Billy Joe. Me acerco, estaba hablando con un chaval. Le empiezo a hablar en inglés para una mayor privacidad, había mucha gente.
-Tú, traidor de mierda.
-Yo también me alegro de verte.
-Métete tu sucia ironía en tu agujereado culo, me abandonaste. Abandonaste a tu capitán, eso es imperdonable.
-Oh, entiéndelo Dave, tu estabas empeñado en defender este sitio, yo estaba empeñado en defender mi vida, o hacía algo o moríamos todos.
-Había mucho oro Billy, mucho oro. No podíamos dárselos envuelto en un lacito a los dichosos catalanes.
-Si si, conozco tu historia Dave, sé que lo enterraste, todos lo sabemos. Todo el mundo lo ha buscado y nadie lo ha encontrado. ¿No te resulta extraño que nadie lo haya encontrado si tú apenas tuviste tiempo para esconderlo?
-Eso no importa...
-Oh ya lo creo que importa, ¿sabes por qué nadie lo ha encontrado? ¿sabes que se construyó un colosal palacio amurallado sobre tu maldito tesoro? Tu tesoro se encuentra bajo miles de toneladas de bloques de piedra, y tú sólo eres un puto escocés de mierda sólo, ten sólo que fue abandonado por su propia tripulación por ser un cuentista. Vivías del cuento de defender el picadero y ahora vives del cuento de encontrar tu tesoro... das pena, puedes irte de este lugar, no tienes nada que hacer.
Si hay algo que me molesta más que ver como un gilipollas se ríe de mí en mi cara, es ver como un gilipollas galés se ríe de mí en mi cara. Yo soy una persona de actuar, siempre lo fui. Fui su capitán durante todo un lustro ¿y me trata sin ningún respeto? ¿Tengo que imponerle otra vez respeto?. Me abalanzo sobre él.
La pelea dura unos quince minutos, le di una auténtica paliza. Poco después seis guardias me arrestan y me mandan al calabozo, duermo ahí mi primera noche en Tardalona.
lunes, 2 de agosto de 2010
Tardalona 4
Primera parte:
·1 Ferrán Corominas.
Por fin la había encontrado, allí estaba. Una compacta ciudad que apenas cabía en sus límites geográficos. Casas de piedra altas, de unas tres plantas cada una, encaraban hacia el mar, todas o casi todas con las luces encendidas -cosa que no había visto nunca en mi vida a estas horas-.
Se detuvo el barco en un pequeño muelle del puerto, -en el puerto no había demasiados barcos pero sorprendía que los barcos que había eran enormes- y, tras pagar unas monedas al barquero, desembarco yo sólo. Alzo la mirada y distingo los diferentes distritos de la ciudad: Enfrente mío (en el centro a ras de la costa) se encuentra el distrito portuario, básicamente se trata del amplio puerto, la lonja de pescadores, y unos pocos comercios y residencias; a mi izquierda, se encuentra el distrito comercial, allí se encuentran los pequeños comercios, los gremios de la ciudad y muchas residencias y algunas posadas; a mi derecha, castigada geográficamente debido a la proximidad de las montañas, se encuntra el distrito 3, también llamado distrito oscuro o distrito pobre donde la gente más humilde se agrupa en casas maltrechas viviendo en situaciones precarias. Es allí donde también se reúnen las peores personas de Tardalona; Justo en el centro de la ciudad se encuentra el distrito religioso, donde se destaca la gran iglesia de Santa Tecla, una iglesia neogótica demasiada grande para las necesidades de una ciudad que vive en el pecado; y, justo en la parte posterior del distrito religioso, sobre la montaña, se encuentra el distrito del palacio-fortaleza o distrito real. Allí es donde habitan las máximas autoridades civiles y militares de Tardalona en las mejores casas y donde habitaba el alcalde o gobernador de Tardalona Pompeu Bordas junto a todos sus sirvientes y guardias reales.
Desde cualquier punto de Tardalona se pueden distinguir y contemplar el campanario de la iglesia de Santa Tecla y el palacio-fortaleza real. Alzo la cabeza para contemplarlos y me doy cuenta que en la montaña, a mi derecha, un poco arriba del distrito 3 hay un pequeño incendio fuera del distrito, justo arriba. Bah, seguro que es el resultado entre una pelea de borrachos.
En la salida del puerto me encuentro con un guardia, se me acerca.
- Alto muchacho, ¿Cuántos años tienes?
- 17, señor…
-¿Señor? Jajaja, si la gente de por aquí fuese la mitad de educada que tú… En fin ¿Qué te trae por este sitio?
-Vengo, vengo por motivos familiares…
-¿Familiares? Ah, ya, bueno… Verás chaval, me tendrás que decir tu nombre completo, tu procedencia y me tendrás que entregar siete monedas de oro para el permiso de estancia.
-De acuerdo, aquí tiene las monedas –Se las entrego. Vaya, qué caro.– Me llamo Rafel Camuñas –Miento, por supuesto.– y soy de un pueblo cercano, Poble Nou.
-Muy bien joven –Apunta el nombre en una libreta y me da un pequeño pergamino donde pone "Permiso de Estancia".– ¡Bienvenido a Tardalona! Te recomiendo acudir a la taberna más popular “El gat Negre” situado en el distrito comercial, ¿sabes donde está, no? –Asiento – Ahí va todo el mundo.
-Muchas gracias guardia.
-Ah jajaja, disculpa, uno no oye esa expresión en este sitio todos los días… Que te vaya bien, chico, y ten cuidado, la gente aquí no es de fíar. –Se marcha andando.–
Justo cuando salgo del puerto había un cartel enorme que ponía “Permiso de estancia: Una moneda de plata” . ¡Maldita sea! Menuda novatada, bueno, mejor haber visto al guardia de buen humor… Ahora ya sé donde ir para obtener información.
Vale creo que es este sitio. Se trata de una casa alta de cuatro pisos donde a la vez la taberna hace de posada. El lugar parece amplio y en la puerta hay mucha gente tomando el aire o vomitando, olía a pis y a ron “El famoso olor a Tardalona”. Entro.
Era un amplio lugar, poco iluminado y estaba abarrotado, se podía ver gente de cualquier rincón del mundo en esta taberna, habían un par de esos llamados africanos, asiáticos o incluso moros, clases de persona que no había visto en mi vida. Sonaba música, se trataba de un trío: uno con una especie de violín, otro con algo parecido a una guitarra y otro con tambores, cantaban una canción popular llamada “Ron, siempre estaré contigo”. Entre la música, las charlas y los borrachos cantando el ruido era ensordecedor. Me acerco a un hombre que estaba sentado sólo y le muestro el único retrato de Blanca, mi hermana, hecho por un artista que paró una noche en nuestra granja durante una tormenta y como muestra de agradecimiento nos retrató en carboncillo. Este individuo olía fatal.
-No la la conozco, pero es muuy guapa, yo me la follaba jajajajaj…
-Disculpe señor, usted va demasiado borracho.
- ¿Sa sabes lo que pasa, sabes lo que pasa? Que tú, tú eres un puto crío ¿T ’ enteras?
Me dirijo a la barra, pues había un sitio vacío. Al lado de ese sitio había un viejo con un ojo vago. El mesero seguro que sabrá algo.
-Disculpe, ¿Está ocupado este sitio?
-Sí, está ocupado por mis mocos –Escupe en el taburete.– ¿Ves mocoso?
-¡Oh, vayase a la mierda!
-Jajajaja, me gustas chico, tienes carácter, ten, coge mi sitio, me da igual sentarme sobre mis gapos.–El viejo se levanta y en vez de sentarse en ese taburete escupido, le pega una patada y se va corriendo y gritando.
Me siento, llamo al mesero, se acerca. Se trataba de un hombre mayor, de unos sesenta años de edad, ojos claros. De pelo lacio, largo y atado. Era delgado y era bastante alto. Tenía una cara alargada con una mirada tristona y vestía con un traje marrón típico del momento. Portaba un sombrero rojizo de marinero.
-¿Qué tal chico?, no hagas caso al viejo Carreres, no está en sus cavales. me llamo William Joseph, pero me puedes llamar Billy Joe, bien, soy el encargado de este lugar, ten, invita la casa –Me extiende un vaso de Ron.– esto aquí es como el agua. ¿Qué te trae por aquí?.
-Verás –Le extiendo el retrato.– Busco a mi hermana, desapareció hace un año, mientras yo dormía y me llegó un chivatazo de que la habían llevado a esta ciudad. –Se lo doy.–
-Mmm –Lo examina.– Me suena y sí, creo haberla visto, ayer por la noche, con un italiano rico de esos que se vienen de fiesta. –Me devuelve el retrato.–
-¿Me puedes decir su nombre?
-Va, sí, porque ese chico es un auténtico gilipollas, un tal Marco Rossi, Russo…Vale, es Marco Rosso. Le puedes encontrar en la posada de enfrente, dile que se…–De repente se pone pálido al ver entrar a un robusto y también canoso hombre con pinta de bucanero que se acerca rápidamente.– Hmm… bueno chaval, suerte… He de hablar con un viejo amigo.
Satisfecho, me acabo el vaso de ron y al cavo de diez minutos más o menos me voy. Justo al llegar a la puerta de salida todo el mundo giró sus cabezas para ver la pelea a puño limpio entre Billy Joe y ese viejo bucanero. Me voy de este sitio.
·1 Ferrán Corominas.
Por fin la había encontrado, allí estaba. Una compacta ciudad que apenas cabía en sus límites geográficos. Casas de piedra altas, de unas tres plantas cada una, encaraban hacia el mar, todas o casi todas con las luces encendidas -cosa que no había visto nunca en mi vida a estas horas-.
Se detuvo el barco en un pequeño muelle del puerto, -en el puerto no había demasiados barcos pero sorprendía que los barcos que había eran enormes- y, tras pagar unas monedas al barquero, desembarco yo sólo. Alzo la mirada y distingo los diferentes distritos de la ciudad: Enfrente mío (en el centro a ras de la costa) se encuentra el distrito portuario, básicamente se trata del amplio puerto, la lonja de pescadores, y unos pocos comercios y residencias; a mi izquierda, se encuentra el distrito comercial, allí se encuentran los pequeños comercios, los gremios de la ciudad y muchas residencias y algunas posadas; a mi derecha, castigada geográficamente debido a la proximidad de las montañas, se encuntra el distrito 3, también llamado distrito oscuro o distrito pobre donde la gente más humilde se agrupa en casas maltrechas viviendo en situaciones precarias. Es allí donde también se reúnen las peores personas de Tardalona; Justo en el centro de la ciudad se encuentra el distrito religioso, donde se destaca la gran iglesia de Santa Tecla, una iglesia neogótica demasiada grande para las necesidades de una ciudad que vive en el pecado; y, justo en la parte posterior del distrito religioso, sobre la montaña, se encuentra el distrito del palacio-fortaleza o distrito real. Allí es donde habitan las máximas autoridades civiles y militares de Tardalona en las mejores casas y donde habitaba el alcalde o gobernador de Tardalona Pompeu Bordas junto a todos sus sirvientes y guardias reales.
Desde cualquier punto de Tardalona se pueden distinguir y contemplar el campanario de la iglesia de Santa Tecla y el palacio-fortaleza real. Alzo la cabeza para contemplarlos y me doy cuenta que en la montaña, a mi derecha, un poco arriba del distrito 3 hay un pequeño incendio fuera del distrito, justo arriba. Bah, seguro que es el resultado entre una pelea de borrachos.
En la salida del puerto me encuentro con un guardia, se me acerca.
- Alto muchacho, ¿Cuántos años tienes?
- 17, señor…
-¿Señor? Jajaja, si la gente de por aquí fuese la mitad de educada que tú… En fin ¿Qué te trae por este sitio?
-Vengo, vengo por motivos familiares…
-¿Familiares? Ah, ya, bueno… Verás chaval, me tendrás que decir tu nombre completo, tu procedencia y me tendrás que entregar siete monedas de oro para el permiso de estancia.
-De acuerdo, aquí tiene las monedas –Se las entrego. Vaya, qué caro.– Me llamo Rafel Camuñas –Miento, por supuesto.– y soy de un pueblo cercano, Poble Nou.
-Muy bien joven –Apunta el nombre en una libreta y me da un pequeño pergamino donde pone "Permiso de Estancia".– ¡Bienvenido a Tardalona! Te recomiendo acudir a la taberna más popular “El gat Negre” situado en el distrito comercial, ¿sabes donde está, no? –Asiento – Ahí va todo el mundo.
-Muchas gracias guardia.
-Ah jajaja, disculpa, uno no oye esa expresión en este sitio todos los días… Que te vaya bien, chico, y ten cuidado, la gente aquí no es de fíar. –Se marcha andando.–
Justo cuando salgo del puerto había un cartel enorme que ponía “Permiso de estancia: Una moneda de plata” . ¡Maldita sea! Menuda novatada, bueno, mejor haber visto al guardia de buen humor… Ahora ya sé donde ir para obtener información.
Vale creo que es este sitio. Se trata de una casa alta de cuatro pisos donde a la vez la taberna hace de posada. El lugar parece amplio y en la puerta hay mucha gente tomando el aire o vomitando, olía a pis y a ron “El famoso olor a Tardalona”. Entro.
Era un amplio lugar, poco iluminado y estaba abarrotado, se podía ver gente de cualquier rincón del mundo en esta taberna, habían un par de esos llamados africanos, asiáticos o incluso moros, clases de persona que no había visto en mi vida. Sonaba música, se trataba de un trío: uno con una especie de violín, otro con algo parecido a una guitarra y otro con tambores, cantaban una canción popular llamada “Ron, siempre estaré contigo”. Entre la música, las charlas y los borrachos cantando el ruido era ensordecedor. Me acerco a un hombre que estaba sentado sólo y le muestro el único retrato de Blanca, mi hermana, hecho por un artista que paró una noche en nuestra granja durante una tormenta y como muestra de agradecimiento nos retrató en carboncillo. Este individuo olía fatal.
-No la la conozco, pero es muuy guapa, yo me la follaba jajajajaj…
-Disculpe señor, usted va demasiado borracho.
- ¿Sa sabes lo que pasa, sabes lo que pasa? Que tú, tú eres un puto crío ¿T ’ enteras?
Me dirijo a la barra, pues había un sitio vacío. Al lado de ese sitio había un viejo con un ojo vago. El mesero seguro que sabrá algo.
-Disculpe, ¿Está ocupado este sitio?
-Sí, está ocupado por mis mocos –Escupe en el taburete.– ¿Ves mocoso?
-¡Oh, vayase a la mierda!
-Jajajaja, me gustas chico, tienes carácter, ten, coge mi sitio, me da igual sentarme sobre mis gapos.–El viejo se levanta y en vez de sentarse en ese taburete escupido, le pega una patada y se va corriendo y gritando.
Me siento, llamo al mesero, se acerca. Se trataba de un hombre mayor, de unos sesenta años de edad, ojos claros. De pelo lacio, largo y atado. Era delgado y era bastante alto. Tenía una cara alargada con una mirada tristona y vestía con un traje marrón típico del momento. Portaba un sombrero rojizo de marinero.
-¿Qué tal chico?, no hagas caso al viejo Carreres, no está en sus cavales. me llamo William Joseph, pero me puedes llamar Billy Joe, bien, soy el encargado de este lugar, ten, invita la casa –Me extiende un vaso de Ron.– esto aquí es como el agua. ¿Qué te trae por aquí?.
-Verás –Le extiendo el retrato.– Busco a mi hermana, desapareció hace un año, mientras yo dormía y me llegó un chivatazo de que la habían llevado a esta ciudad. –Se lo doy.–
-Mmm –Lo examina.– Me suena y sí, creo haberla visto, ayer por la noche, con un italiano rico de esos que se vienen de fiesta. –Me devuelve el retrato.–
-¿Me puedes decir su nombre?
-Va, sí, porque ese chico es un auténtico gilipollas, un tal Marco Rossi, Russo…Vale, es Marco Rosso. Le puedes encontrar en la posada de enfrente, dile que se…–De repente se pone pálido al ver entrar a un robusto y también canoso hombre con pinta de bucanero que se acerca rápidamente.– Hmm… bueno chaval, suerte… He de hablar con un viejo amigo.
Satisfecho, me acabo el vaso de ron y al cavo de diez minutos más o menos me voy. Justo al llegar a la puerta de salida todo el mundo giró sus cabezas para ver la pelea a puño limpio entre Billy Joe y ese viejo bucanero. Me voy de este sitio.
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