martes, 10 de agosto de 2010

Historias de Tardalona 1: Vida y muerte de Marco Rosso.

-Marco Rosso, ese es nuestro hombre. El reino de Florencia lo tiene entre los más buscados y ofrecen una gran recompensa, está aquí en una posada en el distrito comercial, lo quiero muerto esta noche.

· · ·

Era de noche. Estaba desahuciado, me habían robado y no sabía que hacer. Estaba sin dinero, amigos, familia, estaba sólo, sin nada. Y de repente me llaman a la puerta. Era ella.

Tendrías que haberla visto. Oh, ¡mamma mia!, era la mujer perfecta, una auténtica diosa y estaba ya dentro de mi habitación. Le dije que no esperaba a nadie, me contesta que me cayase, que esa noche ella era mía.

Una venus, exacto, una diosa. La acaricio, no había tocado una piel tan suave ni un cabello tan sedoso en mi vida. Le pregunté como se llama, me da un beso -con esto me mató jajaja.-, me dijo que no hable, me dijo que disfrute, me dijo que me amaba. No sé porque le creí, ¿Por qué no?.

Pasé la mejor noche de mi vida, por supuesto que no era la primera vez que follaba, pero sí era la primera vez que había hecho el amor, eso, auténtico amor. Nunca jamás nadie me había dado un beso tan apasionadamente, ningún amante me había tratado con tanto afecto, con tanto amor. Me sorprendí, me alegré y lo disfruté. Soñé con ella esa noche.

Al día siguiente, es decir, hoy, me despierto y no hay ni rastro de ella. Me eché a llorar, nunca había llorado tanto y menos había llorado tanto por una persona, pero lloré y lloré durante horas hasta quedarme deshidratado. Llegué a pensar que esa chica viene de mi imaginación, que todo era un sueño, un producto de mi subconsciente pero había personas que atestiguaban haberla visto conmigo. No sabía qué hacer y para colmo me había quedado sin dinero. Me pasé todo el día buscándola pero no había ni rastro de ella, y eso que esta ciudad no es muy grande. Nada. Volví resignado a la posada y tuve que volver mentirle al pobre de Sergi de que no entendía nada para que me deje una noche más. Después de eso no sé que hacer...

-¿Es esta chica? -Me corta el joven, impaciente, y me extiende un retrato en un pergamino.-

-Oh, por el amor de dios, sí, es ella... ¿No es la chica más bella que has visto en tu vida?

-Escucha Marco, esta chica es mi hermana.

-Oh, vaya jeje... disculpa ragazzo ¿Qué hace aquí?

-La han secuestrado -Traga saliva.- y la han traído aquí a Tardalona... Pero no tengo ni idea de donde está...

-Como ves, yo tampoco.

-De acuerdo, pues seguir aquí es una auténtica pérdida de tiempo, me voy a dormir.

El joven se va y cierra la puerta. Me encuentro otra vez solo. Cada minuto que pasa sigo pensando en ella, todo el tiempo, no puedo evitarlo. Su imágen esta ahí siempre latente en mi mente. Y ahora para colmo sé que está secuestrada, pero ¿Cómo y por qué vino a mí? Joder, ni idea qué quería o de quién huía o por qué me buscaba. Me voy a tomar el aire.

Cuando salgo me doy cuenta de que la habitación de enfrente se encuentra parcialmente abierta, entro y justo en la entrada encuentro un saco colgado cargado de dinero. Pan comido, lo cojo sin más y todo sigue igual. Vaya, joder, aquí por lo menos habrá setenta monedas de oro, una auténtica fortuna. Saldo mis cuentas con Sergi quien me mira medio enfadado medio sorprendido por mi honradez. Y me marcho a tomar una copa al Gat Negre, la taberna de enfrente.

Justo la puerta de enfrente de la posada es la del Gat Negre. Esta noche sucedía lo típico: Un par de jóvenes vomitando, un viejo borracho tumbado en la entrada y pisoteado y unos seis guardias llevándose a un robusto señor con pinta de ser un exbucanero.

Entro y aunque sea aún bastante tarde, sigue habiendo el ambiente de siempre: La misma música, la misma multitud de gente y el mismo Billy Joe. Admiro a Billy, ese viejo está siempre ahí desde hace bastante tiempo creo y siempre con la mismo actitud y el mismo ánimo, las horas no parecían pasar para el viejo Billy. Lástima que yo nunca le había caído bien. El viejo tiene fuertes prejuicios contra los italianos, decía que lo venimos sólo para desparramar el ambiente y pillar una buena cogorza... Bueno, eso es verdad pero ¿Quién no lo hace en este maldito sitio?. Más tarde me enteré que su madre fue violada por un italiano... comprensible. Hoy Billy tenía un ojo morado, le pregunto que le pasa, me dice que me ocupe de mis asuntos, típico de Billy.

Lo que en principio fue una copa acabaron siendo una docena, ahora tras beber mi última copa el mundo gira a mi alrededor. Tras vomitar unas tres veces me encuentro con un trío de preciosas doncellas. Me dicen que trabajan aquí, en la taberna, estoy borracho pero las entiendo bien así que tras pagar tal tributo de placer al viejo Billy me las llevo a mi habitación.

Bueno, ellas ahora msimo me estan llevando a mí, no soy capaz de andar quince metros para cruzar la calle, ya me tropecé con ese viejo borracho dormido y soy incapaz de llegar. Gracias a las chicas, consigo entrar a la posada, escucho como Sergi murmura, "Menudo italiano hijo de puta con suerte". Entro en la habitación y las llevo a la cama.

Dios, son hermosas, pero no tanto como Ella. ¿Qué coño hago pensando en Ella? Joder, Marco Marco Marco, te has bebido doce copas y estás con tres mujeres alucinantes y ¿Sigues pensando en ella? Estoy muy mal... Recién tras treinta minutos empiezo a disfrutar de las tres. Las tres conmigo. De repente escucho un ruido ajeno a ésto, parecen cortes de cuchillo y disparos, tengo mi cuerpo mojado, está empapado de sangre. Cuando quiero enterarme de la situación noto como la fría cuchilla me atraviesa del pecho el vientre, corte limpio. Intento hablar, no puedo, me estoy yendo, miro al asesino y sólo veo una capa roja con inscripciones celtas alejándose. Miro al techo, escupo sangre, cierro los ojos y la tenía a Ella ahí en mi mente, me estaba mirando.


Mi diosa, mi amor.

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