viernes, 10 de febrero de 2012

Insomnio de día

Una de las excentricidades de Truhan era su incapacidad de dormir de día. Truhan el diambulante, le decían.

No podía. Era de día cuando escuchaba música, cuando leía y cuando veía películas. Era de día cuando le entraban las musas por las ventanas y le obligaban, bajo la molesta luz absoluta, a escribir su diario. Su manuscrito del insomnio diurno.

Los demás le veían raro, él seguía allí, en su habitación, con las luces apagadas cuando los demás se acostaban al amanecer.

Los demás le veían raro, él seguía allí, en su habitación, con las luces apagadas cuando los demás se levantaban al atardecer.

Truhan era una persona extraña. Dormía de noche.

Sus compañeros de piso, no sabían si seguía allí en su habitación durmiendo o si había salido. Truhán siempre contestaba que estaba allí leyendo, cuando en realidad se encontraba dormido después de haber trasdíado.

"Te estás perdiendo la noche, te estás perdiendo las estrellas" le decía la madre. Cuando él disfrutaba más y mejor viendo el sol y los nubes.

"Te vas a achicharrar y a quedar ciego de tanto vivir el día" le decía la madre. Cuando él disfrutaba del calor y de la luz diurna.

Truhan era una persona extraña.

Tenía un tono facial más moreno que los demás. Le gustaba salir a pasear por el día y eso no le provocaba mal absoluto. Truhan era foto-resistente, Cosa inexplicable.

Extrañado por su comportamiento, Guion, su mejor amigo, lo obligó a acudir a un médico. Y tras revisar todas las pruebas, él médico se quedó anonadado.

-Truhan, eres humano.

Y tras decir estas palabras, dio un salto y le mordió la yugular.

Después de eso, Truhan nunca más tuvo insomnio diurno.

Ahora era uno más.


Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario