Me verás caer como un ave de presa,
como Aníbal a las puertas de Roma,
me verás caer sobre sueños fugaces.
Pero me verás volar entre niebla salvaje
-aquellos fantasmas; cementerio de elefantes-
seré la flecha inexorable que a tu talón apunta.
Seré aquella muerte dulce que tanto ansías.
Me refugiaré en ti mientras todos descansan.
Y te prometo victoria antes de que salga el sol,
dormir entre mis piernas; otra vuelta a empezar.
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