martes, 26 de abril de 2016

Manifiesto cyberpunk

No sé. Quizás esto se haya vuelto anacrónico.

Blogger fue fundada hace dieciocho años. Comprada en 2003 por google, tuvo su apogeo hace diez. Este blog fue fundado hace casi siete años. Comparando los tiempos con el avance exponencial de la tecnología, dieciocho, diez o siete años es una eternidad. Sin ir más lejos, los smartphones se han generalizado desde hace más o menos ocho años, y las tablets, la herramienta favorita de todos los niños, fueron creadas hace cinco.Y ahora... 

¿Y ahora? 

Ahora me despierto, me tomo un café cada mañana, voy a la universidad, estudio, trabajo en un bar y salgo de fiesta cada finde. Lo que podría haber hecho cualquier estudiante hace diez, quince o cien años. Quiero decir, las tendencias tecnológicas, que son las que hoy nos facilitan nuevas formas y formatos avanzan notablemente más rápido que las personas que creamos contenido para estos. Son muy pocos los que pueden seguir el ritmo exponencial que marcan los avances científicos. La literatura se queda atrás, como arte y como industria. Los creadores, por nuestra parte, seguimos escribiendo y produciendo lo mismo. Los mismos cuatro versos casposos o los mismos párrafos sobresaturados por adjetivos calificativos. Por su parte, la endeudada industria se arriesga cada vez menos en nuevos talentos, y normalmente optan por ir a lo seguro, que no es otro que el éxito pasado. Todo por no hablar de la continua producción de un formato físico que, aunque guste el papel a todo el mundo, se está quedando caro y obsoleto. No son muchas las editoriales y librerías que sobreviven en estos tiempos de transición hacia lo digital.Y todo porque ni creadores ni industria estamos a la altura, en gran parte porque no sabemos exactamente hacia donde vamos. Es un tiempo de puro cambio donde parece que se salvan, a nivel creativo y económico, los que mejor se adaptan; ahora mismo, aquellos que generan contenido transmedia, la escapatoria más creativa que actualmente podemos encontrar. Blogger en su día fue una preciosa herramienta que nos permitía a todo el mundo poder difundir nuestros escritos a escala global sin necesidad de una industria. También, sirvió como lanzadera para algunos que realmente han sabido sacarle partido y han podido convertirse en grandes creadores o comunicadores.

Pero ¿Y ahora?


Ahora la mayoría de redes sociales poseen una herramienta de blog, es decir, un espacio destinado a difundir un texto de mayor o menor extención. Blogger, de repente, deja de ser algo necesario. Blogger, de repente, es vintage. Y es por eso que después de solo siete años me siento a escribir sobre un formato que considero obsoleto. Sin embargo creo que esta polvorienta herramienta guarda aún un par de cartuchos para disparar. 

Escribo en este blog porque ahora mismo me sirve.

En este mundo tan cambiante, donde nosotros cambiamos tan poco, invito a todo aquel creador y comunicador que pueda leer esto a probar creativa y comunicativamente hablando nuevas cosas. Que no tenga miedo a los nuevos formatos, a las imagenes, vídeos, gráficos, interacción... Invito, sobretodo, a que se diviertan con la enorme cantidad de herramientas que hoy en día tenemos. Porque, aunque geográficamente el mundo ya está explorado, creativamente aún no se han encontrado los límites en la comunicación digital. Somos pioneros. 

José Luis Cordeiro, licenciado en el MIT y fundador de la Singularity University, institución financiada por la NASA y Google (la misma que legítimamente posee el blog que leéis) vaticinaba en esta entrevista la aparición de la telepatía y la transmisión directa de información digital al cerebro para el año 2029. Quizás esto suceda o no, pero personalmente me divierte pensar en estas cosas. El otro día llegué a la conclusión de que si esto ocurriera estaríamos ante el fin del lenguaje, de las palabras y de la literatura tal y como hoy la conocemos. Por eso insisto, e invito a que aprovechemos este maravilloso desconocimiento, y a que fallemos si tenemos que fallar. Sí en 2029 llega la telepatía y formas más eficaces para transmitir información y emociones, el presente texto (y todo texto en sí) sí que sería vintage de verdad, pero, mientras tanto, no podemos cruzar los brazos y seguir haciendo lo mismo.

Salgamos de los cuatro versos. 
Quememos los libros. 
Salvemos la literatura.

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