martes, 6 de julio de 2010

Esa canción de siempre

Y vuelve a sonar la misma canción de siempre, sí esa canción de moda, esa canción que convierte a cualquier persona en una marioneta que se vuelve loca, y los que se resisten lo solucionan con un poco de alcohol en la sangre y se unen a los demás. Suena esa canción, este microcosmos cambia, empieza a enloquecer, la gente enloquece.

Hoy soy un mero espectador.

Con las luces apagadas, los decibelios por las nubes y millones de hormonas en punto de ebullición, empieza el show. Me considero un espectador activo, intento ver este único pero común espectáculo desde todos los puntos de vista posibles. Mi rumbo nunca no es fijo ni meditado. Cuando empieza esta canción suelto el timón de dirección y voy a la deriva de este mar de personas tan bravo como el mismísimo Mar de Bering.

Me encanta, me muevo a través de una unidad. Con las luces cegadoras la música al máximo y el efecto del alcohol los sentidos y la noción de la realidad se reducen hasta tal punto de acabar por un rato con la desigualdad humana, un asunto que parece ser imposible. Esta canción, este tema, de una forma u otra ha conseguido lo que jamás han conseguido las organizaciones no gubernamentales o la mismísima ONU, acabar con la desigualdad, aunque sea por cinco míseros minutos.

Pero hoy no, no igualdad absoluta pues me encuentro una vez más al margen de esta utopía, me dejo llevar pero siempre con los ojos bien abiertos. Me encantan los pequeños detalles que me hacen acordar de que no estoy en medio de una unidad sino que estoy en medio de una multitud. Detalles como la torpeza de unos o la elegancia de otros a la hora de moverse, la inocencia de unos o la locura de otros, pero sólo son detalles que puedo distinguir yo porque estoy fuera y me encanta.

Todo el mundo me mira pero nadie me observa. Sigo mi camino, entro en contactos con muchos mas a nadie le importa, ahora mismo está puesta la canción, el resto es irrelevante.

Pero de pronto algo se salta del protocolo, en medio de la multitud veo unos ojos que me observan. Creo que no soy el único, ni esperaba serlo pero ¿En esta misma hora y lugar?. Me acerco, mi ritmo cardíaco aumenta, ahora soy yo quien pierde la noción de la realidad, ¿será esa canción?.

Es una chica, es hermosa. Le ofrezco un ticket verde que pone "refresco". Se ríe. A petición del público repiten esa canción. Esta noche será un poco más larga.


FIN

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