sábado, 24 de julio de 2010

Tardalona 1

-Dicen que por las noches, la pequeña ciudad antigua Tardalona, al igual que muchas ciudades, cambia. La que por día es quizás una de las ciudades más antiguas de Catalunya, por la noche se convierte en una ciudad silenciosa y siniestra donde la oscuridad se apodera de todas las calles una a una. La ciudad entonces se convierte en un lugar salvaje y peligroso donde los débiles se encuentran a merced de los más fuertes, es ahí entonces cuando reina la violencia, el crimen y el caos... y el ron por supuesto.

-Bah, ese infierno es un mito... Ya verás como no existe, he navegado por aquí un millar de veces y no he encontrado nada, NADA.

-Sigue navegando, yo te pago, no me cuestiones... Ajá! ¿Si Tardalona no existe, cuál es esa ciudad, esa que hay dentro de esa bahía o albufera?




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Tardalona es una municipio situado en algún lugar de la costa brava, escondido para todo aquel que no sepa llegar.

Tardalona era un lugar apto para el crimen, se encontraba en un lugar discreto y su localización estratégica la convertían en un escondite perfecto donde sólo se podía llegar por un estrecho sendero y por el mar. Al parecer un grupo de marineros errantes, piratas si lo preferís así, encontraron este sitio e hicieron de él su "picadero". Con el tiempo fue prosperando llenándose de criminales hasta que llegó, en 1614, desde Francia el conde catalán Francesc de Tardal.

Francesc de Tardal fue el primer noble en fijarse en este territorio tan estratégico. Mandó allí a toda su flota y, tras seis semanas de una durísima batalla, se hizo con la ciudad. Lo primero que hizo fue renombrarla según su apellido y levantar fortificaciones haciendo de este escondite una auténtica fortaleza infranqueable. Tras unas cuantas reformas básicas en el ámbito civil y urbana, Francesc de Tardal se construye su majestuoso palacio y vive allí unos veintitrés años, hasta la fecha de su muerte. En ese periodo de tiempo la ciudad experimente un gran auge económico.

Tras la muerte de Francesc de Tardal la pequeña ciudad queda en manos de Jan de Tardal. Jan de Tardal era una persona muy curiosa y vital y no tardó en abandonar su ciudad. Pero lo era de curioso como lo era de imprudente, pues fue él quien, un miércoles, dejó su localidad al segundo de su padre Pompeu Bordas.

Pompeu Bordas era un auténtico desastre. Era un joven arquitecto rechazado por la sociedad francesa debido a sus tres adicciones: el ron, la comida y las mujeres. Vivió exiliado como un vagabundo hasta que se encontró con Francesc de Tardal quien le ofreció empleo a cambio de viajar a su nueva ciudad. Fue él quien construyera los edificios insignea y organizara urbanísticamente la nueva ciudad de Tardalona. Con el paso del tiempo se hicieron muy buenos amigos hasta que el conde murió. Ansioso por tomar las riendas de esta ciudad fue él mismo quien apoyó a Jan de Tardal a marcharse de Tardalona.

Lo primero que hizo don Pompeu Bordas fue abrir unas nuevas quince tabernas, tres para cada uno de los cinco distritos de Tardalona (En realidad, lo que Pompeu entendía por taberna, era en realidad comida, ron y prostitutas bajo un mismo techo) y declaró que todos miércoles sea fiesta local, pues fue un miércoles el día que Pompeu sube al cargo de Tardalona. La alegría fue inminente, pero las risas y las carcajadas con el tiempo fueron tapadas por la corrupción y el olor a pis y a ron.

Fue en ese instante cuando empieza a haber en toda Europa un éxodo del crimen hacia Tardlona. Donde una vez había prosperidad ahora sólo hay corrupción y caos.

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Corre el año 1645, me llamo Ferran Corominas, he venido para encontrar a mi hermana.

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