Si a algo le falla mi piso (además del Internet) es que está algo lejos del centro. A pesar de que está conectado con el centro por un autobús, y en ausencia de bicicleta, voy siempre andando. Con subidas y bajadas tardo alrededor de media hora y si a esto lo multiplicamos por cuatro, al día me recorro a pie, como mínimo, algo más de 13Km. Como resultado lógico, los únicos perjudicados son mis pies, que apestan cada día peor. Llegaron a oler tanto, que una noche me costó bastante dormir.
Pero, ahora en mi faceta de podólogo, descubrí un placebo temporal PERFECTO para erradicar el mal de pies. Todas las noches, después de una duchaja, embadurno mis pies con un mejunje Art Attack compuesto por seis partes de agua y una de lejía. El resultado: mi olor de pies se reduce en un 85% y dura toda la jornada hasta la duchaja siguiente.
Unos pies desinfectados y corrosivos son unos pies felices.
Ahora ya sabéis porque SIEMPRE uso chanclas en verano.
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