jueves, 24 de noviembre de 2011

Capitán Nemo

Iba más y más allá, hablaba poco, dormía menos.

Y de ese mar de información, se dio cuenta de que no sólo podía navegar, sino que también se podía sumergir. Por eso, fue así como cada noche iba solo, seguro de haber configurado bien los proxys, más y más profundo encontrándose con todo lo oculto y todo lo que no debía ver. 


Lo primero que descubrió fueron datos, muchos datos. Se vio a sí mismo, encontró a su madre, divisó a sus sobrinas, vio sus nombres, y sus amigas. Millares de datos en columnas, bien ordenados, bajo estas profundidades, muy difícil eran alcanzarlos. No podía estar mucho tiempo, era peligroso, lo podían arrestar. Sin embargo no podía parar, tenía que bajar... un poco más.

Ya descendido lo suficiente, se topó con lo grotesco, con lo degenerado. Pornografía infantil a mansalva, violaciones, que llenaban este negro espacio de las oscuridades perdidas bajo esa superficie feliz de libertad a la que llamamos Internet. No, no podía seguir mirando esto mucho tiempo más, era peligroso. Pero, aun así, no podía parar. Tenía que seguir bajando... un poco más.

Cuando llegó a este nivel, toda oscuridad le rodeaba. En medio de ese silencio sepulcral, una ballena portadora de la plaga se apareció ante él mostrándole lo más bajo y macabro de este lugar al que llamamos mundo. Gente muriéndose, ruletas rusas, asesinos ofreciendo su trabajo, matanzas... "BASTA" se dijo. No podía seguir ahí, la presión de este mar se empezaba a notar, no le quedaba mucho, era peligroso. No obstante, no podía dejarlo. "El límite estará cerca" pensó. Tenía que seguir bajando... solo un poco más.

Y bajó y bajó hasta que la presión ya no se hizo notar, el final de todo estaba ahí, pero no había llegado todavía. Decepcionado, comprobó que el submarino no podía seguir descendiendo más logrando poder llegar, no al límite, sino más bien a la limitación de su medio. Así que se dispuso a dejar quieto al ya averiado submarino, incapaz de seguir el rumbo para ningún lado. Y cuando medio agachado a punto de desenchufar el ordenador estaba, un archivo ahí, un archivo de las profundidades, un archivo del hades apareció. Y lo abrió.

Era un streaming por webcam. Era un hombre corpulento, con el pelo recogido y la cara grasosa. Pero algo no iba bien, algo había de raro. El del streaming no era desconocido, el del streaming era él, y no estaba solo. Había alguien más, no podía verle la cara pero tampoco se podía girar pues al mover la cabeza notó algo metálico le rozaba en la nuca.

Y fue así como quedó petrificado, con los ojos bien abiertos, contemplando de principio a fin el archivo final: su sentencia de muerte.


Fin


viernes, 18 de noviembre de 2011

Su noche

Pasaban y pesaban los segundos, la adrenalina se cocinaba a fuego lento en su abdomen mientras los temblores de piernas aparecían. De un lado al otro miró a los demás, que más allá de esas cortinas, con un gesto de pulgar y una sonrisa le deseaban así la buena suerte. Volviendo a revisar la chuleta, notó como el papel ya se encuentra arrugado y húmedo en su mano producto de haber estado demasiado tiempo dentro de un puño demasiado cerrado. Ilegible. La adrenalina saca como primer plato un mareo, un mareo que solo se pudo solucionar mordiendo lentamente una uña de un lado al otro cortándola dando como resultado a una perfecta medialuna del nerviosismo. Advertido por un sonido, una señal, ve al realizador desde uno de los costados ocultos por ese velo del anonimato, haciendo un gesto con las manos con un significado claro "diez segundos".

La adrenalina hervía. Ahora él era una olla a presión. El miedo a lo desconocido, el miedo a los desconocidos, el miedo a las multitudes, el miedo a estar frente a ellas, solo, indefenso. 

5 segundos.

El corazón quería salir por la boca, por eso mantuvo la boca cerrada y tragó saliva. Se aclaró la voz, cerró los ojos y...

3 segundos

respiró tres veces

uno

Empieza a oír una ovación, nada podía salir mal.

dos

Era su noche.

tres

Y se abrieron las puertas.



jueves, 10 de noviembre de 2011

Frecuencia Modulada

Una casualidad que en plena final de la Champions League el capitán del equipo de Iñaki Urrutia, el Sestao, estaba a punto de patear un penalty decisivo en el minuto 90 cuando de repente el barrio entero se queda sin luz.

Vivía sólo, se encontraba en paro, la final del Sestao era lo único que en aquel momento le consolaba, por eso, tras comprobar este fatídico hecho que lo terminó demoliendo moralmente, busca en su trastero alguna alternativa a la electricidad, y la encuentra en una pequeña radio portátil vieja que prácticamente había olvidado que la tenía. Al encenderla comprobó que ni en AM ni en FM ninguna frecuencia captaba con claridad decente nada. En ese instante de decepción, mientras escuchaba aquel susurro áspero y oscuro propio de la ausencia de frecuencia, sonó algo apenas perceptible de la radio, era un sonido de una voz mezclado con ese sonido sin señal. Repetía algo, repetía algo:

"Usa el teléfono, usa el teléfono".

Sin apenas pensarlo, cogió el teléfono he hizo dos llamadas, la primera a la central eléctrica y la segunda a su primo Jon que también estaba viendo el partido. Se sentía idiota, después del corte de luz mezclada con la dramática conclusión de aquella final, su cabeza no le daba como para acordarse de que la linea teleléfonica no tiene nada que ver con la eléctrica. A pesar del penaty fallado, de la final perdida y de la luz recuperada, la voluntad de Iñaki solo se sentaba sobre una cosa obvia: La radio.


Fue exactamente un día,  dieciocho horas y veintiún minutos más tarde cuando, justo antes de ir al bar, escuchó el segundo mensaje de esa pequeña radio a pilas, la cual seguía encendida "por si acaso" que apenas se repitió unas veces y por suerte pudo oírlo con claridad en la última repetición:

"Invítalo a un poleo-vodka"

¿Cómo sabe que voy a un bar? ¿Quién bebe poleo-vodka un lunes a las cuatro de la tarde? ¿Existe, acaso, la mezcla de poleo-vodka?. Al entrar en el bar y comprobar que no había nadie salvo -por supuesto- el camarero, le entró un mareo que tuvo que ir al baño simplemente para lavarse la cara. Cuando consiguió despejarse, y salió del baño vio como un señor, de los que nunca frecuentan ese bar, se sienta en la barra justo al lado de su asiento. Un segundo antes de que este hubiese pronunciado ningún sonido al camarero, Iñaki señaló al desconocido mientras miraba al mesero pronunciando seguramente las siguientes palabras:

-Pepe, un poleo-vodka para el caballero.

Sorprendido, el desconocido empezó a hablar con Iñaki.

Al final de la tarde Iñaki regresó a casa con un nuevo amigo y con, sobretodo, un nuevo trabajo.

Y fue así como la radio pasó a ser su primer acompañante llevándola a todas partes y escuchando ese escabroso sonido en busca de otro " consejo del otro lado" como se decía a sí mismo. Los mensajes nunca eran claros pero en algún momento del día se cumplían. Fue así gracias a esos mensajes por los que consiguió objetos y dinero perdidos por la calle, hacer buenas inversiones, y conseguir, incluso, ligar con alguna que otra mujer.

Era un método infalible, sí, pero había algo de raro y es que la voz del mensaje cada vez era más y más débil  como si estuviese sufriendo, como si estuviese muriendo. Pero claro, esto le traía del todo sin cuidado mientras consiguiese resultados prácticos mediante esos "consejos".

Así pues, justo antes de entrar en el ascensor para subir al piso donde le esperaba una "amiga" con ganas de fiesta, un mensaje le llega a Iñaki, quien mediante los auriculares lo captó a la primera:

"Baja a la menos dos, pasillo, tercera puerta a la derecha"

Avisó a su amiga, que por favor, tuviese paciencia y en vez de subir al cuarto, bajó al  subsuelo dos. Al final  del aparcamiento subterraneo divisó una puerta entreabierta por donde se podía atisbar un largo pasillo iluminado sombriamente con luz fluorescente. Decididamente avanzó por él llegando a la tercera puerta a la derecha topándose con una puerta blanca cerrada.

Primero llamó, pero no había respuesta; después intento abrir, pero la puerta estaba cerrada con llave; así que finalmente comenzó a empujar y a empujar y a embestir cada vez con más fuerza y rabia contra ella hasta que finalmente... Se abrió.

Sus ojos no daban crédito a la situación, solo pudo ver, en esa oscura habitación, a un enorme monitor donde enfrente, atado a una silla y en frente a un micrófono, deteriorado como una pasa, estaba él mirándole fijamente intentando gritar inútilmente con esa voz desgastada:

"¡Ayúdame, ayúdame!"

Sin poder reaccionar, algo le empezaba a inmovilizar por detrás. Cuando se quiso dar cuenta de ello ya era demasiado tarde, las tinieblas comenzaban a cegarlo de aquel mundo al que ya, probablemente, no volverá  a ver jamás.

Ahora le tocaba a él.


Fin

jueves, 3 de noviembre de 2011

EVA, con mayúsculas

Ayer no fue un día especial porque cociné con huevo, ni porque fui por primera vez al cine en Salamanca y sólo, ayer fue un día especial porque finalmente fui a ver EVA el primer largometraje de Kike Maíllo (tiendo a escribir el nombre en mayúsculas despues de haber visto otro peliculón "WALL-E").

Acudí sólo, sin distracciones y sin tener en mi cabeza preconcebida ninguna crítica de nadie, además de estar en una buena y amplia sala compartiendo la estancia con solo unas diez personas. Todo esto sin mencionar mi amor innato por la ciencia ficción. Era una tarde para disfrutar.

Y disfruté.


EVA es una película de ciencia ficción que nos lleva a un futuro cercano donde la robótica y la inteligencia artificial ya está más que desarrollada. El protagonista (Daniel Brühl) acude diez años después a su pueblo natal por una oferta de trabajo en la universidad de robótica donde se le encarga un trabajo que consiste en dotar de "alma" (inteligencia emocional) a un robot.

Un filme tan atrevido como honesto, donde sin ánimo de resaltar que es una película de ciencia ficción, te convencen de que podemos llegar a tener los robots con, incluso, inteligencia emocional. Todo un homenaje a los cuentos clásicos del género donde coinciden con esta naturalidad y con esa intención de no sobresaltar este contexto futurístico dando mayor relevancia a lo importante: la historia.

La historia, brilla por su sencillez y facilidad mostrándonos esos temas importantes que tantas veces se repiten en obras de ficción: Un amor que no fue; un irse y un volver; un afecto; un recuerdo. Una película tan placentera y bonita que termina con un giro al volante de 180 grados, que eleva la categoría de la película a memorable.

Un guion redondo donde podemos ver una historia de amor con toques filosóficos (muy de los clásicos de la ciencia ficción) y con toques humorísticos que van acompañados por una buena dirección y unas notables actuaciones.

EVA es todo esto y más. Una oda a los cuentos clásicos del género, una historia bastante más ambiciosa y sencilla a la vez de lo que parece. Una obra tan inteligente como sincera.

Así es EVA (con mayúsculas).

Muchas gracias.


martes, 1 de noviembre de 2011

Decálogo de lo intrascendente

DIFÍCIL:
Con un escrito intentó plasmar todo lo que ocurría en su cabeza. Poco después intentó asimilar todo lo que había escrito. 


TUENTI:
Se pasaba el día mirando las fotos de otros hasta que un día se apagó el monitor y se vio reflejado en la pantalla negra. Era viejo.


INTELIGENCIA PRÁCTICA:
Unos decían que era arte, otros opinaban que era crueldad. Aprovechando la discusión, muchos robaban.


MANIQUÍ:
Se pasaba el día moldeando al maniquí según su estado de ánimo. Mientras dormía, el maniquí celebraba silenciosamente el descanso bien merecido después de haber sido sobreexplotado.


POESÍA:
Decía que escribía poesía. Cuando abrí su libreta me encontré con quinientos folios donde una palabra solitaria llenaba el centro de la página: "Poesía".


FUTURO:
Construyó una balsa, y decididamente zarpó zambulléndose en ese misterioso pero atractivo mar al que muchos llaman realidad, a la que muchos llaman sueño. Ya no había marcha atrás.


ESPERANZA:
Un buen día Esperanza Aguirre es elegida presidenta. 
Poco tiempo después España invade Polonia. Tampoco llovía entonces.


ORACIÓN:
Rezaba todas las noches acabar con todos los problemas que le llevaban a rezar.


LA PARTIDA:
Cogió una cámara de fotos e inmortalizó a todo lo que amaba. Por último, se sacó una foto a sí mismo. Con cámara en mano y carrete lleno, ya estaba listo. Era el momento de partir.


CABALLERO ANDANTE:
Y esta es la vida del romántico Jackie Jack, quien de pub en pub sale cada noche en busca de esa mujer ideal.
La vespino, su corcel.
La dama, su grial.