Acudí sólo, sin distracciones y sin tener en mi cabeza preconcebida ninguna crítica de nadie, además de estar en una buena y amplia sala compartiendo la estancia con solo unas diez personas. Todo esto sin mencionar mi amor innato por la ciencia ficción. Era una tarde para disfrutar.
Y disfruté.
Un filme tan atrevido como honesto, donde sin ánimo de resaltar que es una película de ciencia ficción, te convencen de que podemos llegar a tener los robots con, incluso, inteligencia emocional. Todo un homenaje a los cuentos clásicos del género donde coinciden con esta naturalidad y con esa intención de no sobresaltar este contexto futurístico dando mayor relevancia a lo importante: la historia.
La historia, brilla por su sencillez y facilidad mostrándonos esos temas importantes que tantas veces se repiten en obras de ficción: Un amor que no fue; un irse y un volver; un afecto; un recuerdo. Una película tan placentera y bonita que termina con un giro al volante de 180 grados, que eleva la categoría de la película a memorable.
Un guion redondo donde podemos ver una historia de amor con toques filosóficos (muy de los clásicos de la ciencia ficción) y con toques humorísticos que van acompañados por una buena dirección y unas notables actuaciones.
EVA es todo esto y más. Una oda a los cuentos clásicos del género, una historia bastante más ambiciosa y sencilla a la vez de lo que parece. Una obra tan inteligente como sincera.
Así es EVA (con mayúsculas).
Muchas gracias.
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