viernes, 18 de noviembre de 2011

Su noche

Pasaban y pesaban los segundos, la adrenalina se cocinaba a fuego lento en su abdomen mientras los temblores de piernas aparecían. De un lado al otro miró a los demás, que más allá de esas cortinas, con un gesto de pulgar y una sonrisa le deseaban así la buena suerte. Volviendo a revisar la chuleta, notó como el papel ya se encuentra arrugado y húmedo en su mano producto de haber estado demasiado tiempo dentro de un puño demasiado cerrado. Ilegible. La adrenalina saca como primer plato un mareo, un mareo que solo se pudo solucionar mordiendo lentamente una uña de un lado al otro cortándola dando como resultado a una perfecta medialuna del nerviosismo. Advertido por un sonido, una señal, ve al realizador desde uno de los costados ocultos por ese velo del anonimato, haciendo un gesto con las manos con un significado claro "diez segundos".

La adrenalina hervía. Ahora él era una olla a presión. El miedo a lo desconocido, el miedo a los desconocidos, el miedo a las multitudes, el miedo a estar frente a ellas, solo, indefenso. 

5 segundos.

El corazón quería salir por la boca, por eso mantuvo la boca cerrada y tragó saliva. Se aclaró la voz, cerró los ojos y...

3 segundos

respiró tres veces

uno

Empieza a oír una ovación, nada podía salir mal.

dos

Era su noche.

tres

Y se abrieron las puertas.



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