sueña despierto para acabar estrellado contra otro muro
y después se queja y llora por no entender semejante espinada.
Soy ese idiota que se siente adulto cuando no salió de la escuela,
tan impulsivo como egoísta, que ladra con un carácter de perro,
abandonando a los demás por una vida a las sombras de la ceguera.
Soy ese idiota que cree en lo efímero, en los cuentos de hadas,
donde todo es perfecto cuando en realidad estas cosas llegan
solo para hacer placer, y se marchan dejando (de sangre) cascadas.
Soy ese idiota que tiene a su propio corazón por bandera
y se deja guiar por los restos de olores que en mis vestigios dejas
a pesar, que desde el principio, el mundo huele a negra humareda.
Soy ese idiota que enloqueció antes de que llegara la primavera,
que se enamora no tanto por la manzana como por las palabras
y se ríe y llora cada día, sin dormir nada por el dolor de las letras.
Pero no soy ese idiota que viene, ama, odia y (finalmente) se marcha
porque me quedaré aguantando vendavales, tropiezos y golpes
porque soy idiota... pero bueno, todo ya lo sabes... y yo no sé nada.