El caos reinaba las calles, el mayor miedo de la gente se había hecho realidad: Los leones habían escapado. Escandalizado, el alcalde ordenó la recaptura de todas las fieras pero era demasiado tarde, los leones ya paseaban tranquilamente por las casas de todos aquellos que habían huido. Y por eso los leones pudieron vivir solos y en paz sin mayor cárcel que su propio horizonte. Nunca nadie supo que las jaulas habían sido construidas para que finalmente estos pudieran escapar.
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