el hombre es música.
Toda palabra pronunciada,
compone un verso.
Cada movimiento producido,
forma un paso de baile.
El ritmo que marca el lugar,
son vuestros latidos.
La mirada compartida,
un dúo de guitarra.
El chupito solitario,
un solo de bandoneón.
Dentro del bar La Milonga,
el hombre es música.
Dentro del bar La Milonga,
todos somos sinfonía.
Y si preguntáis por el dueño,
soy yo,
Alfredo Zitarrosa.
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