sábado, 28 de enero de 2012

Post-its

Una pared abarratoda de post-its en medio de la pequeña cafetería atraía las miradas.

Miles de papelitos amarillos decoraban el muro con diversos mensajes
dirigidos a todo el mundo,
dirigidos a nadie. 


Unas personas se paraban a leer algunos,
otros hacían sus aportaciones
y otros simplemente se centraban en comprar un café.

Pero había algo más. 
Desde lugares separados,
desde lugares próximos,
dos en la multitud
se intercambiaban mensajes anónimos.

Dos post-its bailaban,
confundiéndose entre la incoherencia,
milongas de amor. 
De ritmo lento,
de mensaje profundo, 
de cercanía absoluta, 
de hermosa belleza.

Desconocidos unidos por nada.
Desconocidos unidos por el débil enlace que son los mensajes en la botella.
Desconocidos unidos por el lazo del amor.

Y sin embargo
el tiempo avanza.
Ya hace mucho que esos post-its fueron ocultados
por otros más recientes,
por otros más vacíos.

Quizás no habrán vuelto a la cafetería,
quizás se olvidaron del asunto,
quizás se encontraron por fin. 

Pero aun con todo,
yo sigo contemplando,
permaneciendo así sin encontrar novedad alguna

Y conforme observo,
alguien coloca uno nuevo.















Por fin te encuentro.

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