paisaje que ya había contemplado una y otra vez. El polvo y la humareda
que todo lo reinaba, no eran más que pedacitos de lo que fue mi vida antes
de estar en este oscuro lugar. Mis labios sentían la nostalgia del tacto
húmedo del agua. Mis labios sentían la nostalgia de la corriente de la vida,
tus besos.
Arena ceniza y polvo. Y la ceguera molesta de las partículas que habían
rebotado en la retina como si de pelotas de tenis se tratasen. Tantas lagañas
lamentablemente habían sido producidas en vano.
rebotado en la retina como si de pelotas de tenis se tratasen. Tantas lagañas
lamentablemente habían sido producidas en vano.
Y me vuelvo a tumbar y siento que me atraganto con la arena, que va secando
aun más mi boca secada. La cierro y empiezo a aferrarme a mis recuerdos,
a mis fantasmas y fue ahi cuando supe que tumbado poco arreglaría, así que
me reincorporé para descubrir una vez más semejante paisaje que esta vez
algo de diferente tenía.
aun más mi boca secada. La cierro y empiezo a aferrarme a mis recuerdos,
a mis fantasmas y fue ahi cuando supe que tumbado poco arreglaría, así que
me reincorporé para descubrir una vez más semejante paisaje que esta vez
algo de diferente tenía.
Arena ceniza y polvo... y mis recuerdos. Recuerdos que por primera vez, eran
casi palpables. Y empecé a bracear al vacío para intentar llegar a tocar a uno y
descubrí así que las moléculas reaccionaban a mis movimientos. Entonces empecé
a aprender a manipular las partículas para intentar recalcar lo tanto perdido.
Fue así como volví a saborear la tarta de mi décimo cumpleaños, como
volví a sentir la inocencia de mi primer beso y como reviví el poseer en brazos
a mi hijo, recién nacido. Pero eso no era todo, porque descubrí que yo también
era manipulable.
casi palpables. Y empecé a bracear al vacío para intentar llegar a tocar a uno y
descubrí así que las moléculas reaccionaban a mis movimientos. Entonces empecé
a aprender a manipular las partículas para intentar recalcar lo tanto perdido.
Fue así como volví a saborear la tarta de mi décimo cumpleaños, como
volví a sentir la inocencia de mi primer beso y como reviví el poseer en brazos
a mi hijo, recién nacido. Pero eso no era todo, porque descubrí que yo también
era manipulable.
Y empecé a jugar, desintegrando átomos de mi propio cuerpo, empezando a
moldear cual alfarero una escultura que avanzaba sola. Comprendí al instante lo
que tenía que hacer. Mezclé y fusioné particulas propias con las flotantes y cree
otras nuevas para dar forma a mi última obra maestra.
moldear cual alfarero una escultura que avanzaba sola. Comprendí al instante lo
que tenía que hacer. Mezclé y fusioné particulas propias con las flotantes y cree
otras nuevas para dar forma a mi última obra maestra.
Y es que desordené átomos míos para hacerte aparecer, para hacerme desaparecer.
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