martes, 8 de mayo de 2012

Camisetas

Si hay algo que queda claro es que Tania C tiene muchas camisetas, es más, nunca lleva la misma dos días seguidos. Eso es algo que no mucha gente se fija, pues si hay algo en lo que destaque esa chica (además de las camisetas por supuesto) es en su discreción.

Ahora viene lo loco: cada camiseta que usa no solo es diferente sino que, además, éstas de alguna forma le influyen. Esto me enteré tras un aburrido y largo estudio basándome en observarla -vale, es más que evidente que siento algo por ella, no nos engañemos- durante semanas llegando a la conclusión de que cada camiseta indica sus problemas y lo que busca ella en ese momento.  Más tarde lo comprobé.


¿Que cuáles son sus problemas y qué es lo que busca? Tengo una idea básica pero aun no lo sé exactamente, si lo supiese ya me hubiese animado o aventurado a intentar ayudarla más sin cagarla, pero es que dependiendo de cada color y de cada estampado ella necesita algo para solucionar otra cosa. Pocas veces el problema y la solución se ve de manera explícita, aunque aun así varias veces es deducible, pero intento mantenerme al margen (por el momento) puesto que ya la he cagado más de una vez a base de malinterpretaciones.

No obstante es así, lo sé, ya la ayudé con un par de problemas: Por ejemplo un día la encontré con la cara bastante seria portando una camiseta lisa y verde (Un dato singular el que casi nunca las llevaba lisas) y al preguntarle qué le ocurría comentó que tenía problemas de dinero, (Nótese la paradoja: falta de dinero de una chica con camisetas diarias. Tampoco lo entendí) a lo que acto seguido le ofrecí de trabajar en el bar de mi tío quien necesitaba personal. Como resultado las camisetas que vistió los días siguientes empezaron a llenarse cada vez más de estampados y empezaron a azularse hasta convertirse en una camiseta completamente diferente comparándola con la del primer día.

En otra ocasión llevaba una camiseta violeta oscura, con dos círculos, uno blanco y uno negro, separados. Tenía problemas con una gran amiga a la que yo, por suerte, conocía con cercanía y la convencí de que se volviesen a hablar. Con el correr de los días el violeta empezó a aclararse hasta convertirse en blanco y los circulos a unirse hasta ser uno pequeño y rojo. Esta vez tenía la regla, no pude hacer nada por supuesto.

A raíz de esto nos empezamos a conocer más hasta el punto de quedar solos una tarde, se podría decir que una cita, y, antes de decir alguna que otra barbaridad propias de las mías en momentos de nerviosismo, se lo comenté: el hecho de vestir camisetas diferentes y únicas cada día que le determinen su estado de ánimo me parecía una auténtica locura.

¿Que qué me respondió?

"A lo loco se vive mejor"

Y me reí...

y poco más tarde la cagué.

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